DeCalle: Street food asiático

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Sopa de wonton. Foto: C. G.

Buenos precios, originales preparaciones y mucho sabor son las claves del recién estrenado DeCalle, el nuevo restaurante de Benjamín Nast –de DePatio, nombrado Chef del año por el Círculo de Cronistas Gastronómicos– que ofrece una acotada carta basada en el recetario callejero de países como Japón, Corea y China, entre otros; pero con una vuelta de tuerca. Como ellos mismos se definen: un fake asian o asiático falso.

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Gyosas de shitake y espinacas. Foto: C. G.

Ubicado en Plaza Egaña, a pasos del mall y metro homónimo, el local es pequeño, de diseño minimalista y cuenta con una barra, siete mesas y música punkie desde los parlantes. Todo va de la mano con la propuesta: una cocina simple, rápida y, en la mayoría de los casos, pensada para compartir y comer con las manos.

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Costillitas cantonesas. Foto: C. G.

Prueba de ello son sus deliciosas Gyosas de hongos shitake y espinacas ($3.500 las cuatro unidades), de masa suave y delgada, que podrían cautivar hasta el bloque más duro de la fanaticada carnívora; las Costillitas de cerdo al estilo cantonés ($5.000), que vienen glaseadas en una adictiva salsa agridulce; y el Dok bok ki ($4.000), una suerte de ñoquis en base a arroz –típicos de la cocina coreana– que aquí se presentan con una salsa picante y dulce en base a ají gochujang, y un huevo mollete –con la yema líquida–. También hay una excepcional Sopa de wonton de cerdo en base a caldo de pato ($3.000), bien enjundiosa, que de seguro será un hit en este invierno.

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Castella de cacao. Foto: C. G.

La carta incluye además tres tipos de hamburguesas –como la clásica Burger DeCalle ($4.000), que anda perfecto, elaborada en base a mezclas de cortes con buena grasa, pan brioche, queso cheddar, encurtidos y salsa tonkatsu casera–; y dos sencillos postres, entre los que destaca la Castella de cacao ($2.500), una esponjoso bizcocho relleno de chocolate.

Recién abrió, cuenta con patente de alcohol –un milagro–, pero aún hay detalles por corregir, como la carta de vinos, que debería ofrecer etiquetas que vayan mejor con la cocina que ofrecen –riesling, semillón y cinsault, bienvenidos –; o el servicio que, si bien es amable, aun está medio despistado y no cuenta, por ejemplo, con información básica de la carta, como el saber los dos o tres vinos por copa que tienen por el momento.

DeCalle. Plaza Egaña 24, Ñuñoa. Lunes a sábado de 10 a 23 horas. Más información en su Facebook o Instagram.

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